Necrópolis de Villanueva del Campillo
Periodo altomedieval (SS.VIII-XI)
Las necrópolis excavadas en la roca son un tipo de yacimiento muy común en las zonas serranas de la provincia de Ávila, caracterizadas por el afloramiento del granito, bien en forma de berrocales o de lanchares.
Los sepulcros están excavados en los afloramientos graníticos, tanto en lanchares a ras de suelo, como sobre berrocales a manera de bolos, en los que se aprovecharon las cazoletas ocasionadas por la erosión, optimizando así el trabajo de excavación.
Si bien hay estructuras funerarias con la orientación obligada por el ritual cristiano –cabecera al Oeste y pies al Este, mirando al Sol Naciente, a Tierra Santa, a Jerusalén-, en el mismo porcentaje se dan otras disposiciones. La ausencia de orientación homogénea está respondiendo a que las estructuras se adaptan a lo orientación del soporte granítico en el que se excavan.
Tipológicamente presentan plantas rectangulares, trapezoidales, antropomorfas y fusiformes. Se inventarían algunas estructuras inconclusas, en proceso de elaboración. Estarían cubiertas por lajas de granito, para cuyo acoplamiento se regularizó la superficie granítica. En cualquier caso, las tumbas no quedarían cubiertas con tierras, con lo que ello conlleva de insalubridad en la zona, aspecto acentuado por la ausencia de evacuación para los líquidos derivados de la descomposición de los cuerpos. Característico es el cajeado que, con mayor o menor esmero en la talla, contornea la estructura.
El tamaño de las estructuras es variable, dependiendo del individuo al que fuera destinado en origen. Estas tumbas, posteriormente serían reutilizadas, hecho este que se ha venido dando hasta nuestros días, y que respondería al deseo de enterrarse con algún antepasado querido o a la necesidad de reutilizar tumbas por la carencia de espacio sepulcral.
Serían ejecutados por canteros especializados que, posiblemente y de manera periódica, recorriesen la comarca excavado sepulcros por encargo, todavía en vida de la persona a la que iría destinado.
Este tipo de necrópolis, común en la Sierra de Ávila, están respondiendo a áreas sepulcrales que se corresponderían con pequeñas comunidades de aldea, dispersas por las sierras y rebordes de los valles, cuya base económica sería la ganadería, y que, por ser estas unas zonas marginales, se mantendrían al margen de las disputas fronterizas entre musulmanes y cristianos.
Son necrópolis cristianas, constituidas por un número reducido de tumbas -son infrecuentes los casos en que se superan la treintena, siendo lo habitual 10-15 unidades-, distribuyéndose de manera anárquica, en principio, sin ningún criterio preestablecido, sino que están condicionadas por los berrocales y lanchares disponibles. Por lo general, aparecen distribuidas en varios grupos de tumbas, separadas por espacios estériles, posiblemente respondiendo a panteones familiares; ello también está condicionado por la disponibilidad de soportes apropiados para la excavación de estas estructuras.
En Villanueva del Campillo se inventarían cuatro enclaves con sepulcros de este tipo, todos ellos alejados de la localidad:
• Navagamellas, con 7 sepulcros agrupados en dos grupos (4 y 3). Tipológicamente 5 son rectangulares y 2 fusiformes. No se asocian a ningún hábitat o centro de culto.
• Fuente de la Madera o Cerrado Andrés. 2 sepulcros (1 fusiforme y otro trapezoidal doble, destinado a un matrimonio), puede asociarse a un despoblado.
• La Cocina de los Moros. Un único sepulcro trapezoidal y únicamente adherido al sustrato geológico por la base (a manera de sarcófago), puede estar asociado a un despoblado.
• El Canto de la Sepultura. Con un despoblado en las proximidades, son 4 sepulcros (2 rectangulares y 2 fusiformes).
Los sitios formados por una tumba, o por un pequeño núcleo de sepulcros, responden a inhumaciones aisladas, a la reclamación de derechos de propiedad, a un control familiar de la localización y a una memoria básicamente familiar, no comunitaria (como lo serían los cementerios más numerosos). Suponen auténticos monumentos campesinos que, emplazados en lugares visibles desde las áreas cercanas, se asocian a una memoria familiar.